miércoles, 7 de octubre de 2015

Coherencia

Julián vive solo. Ve cosas raras. A veces. Le gustan la mayonesa en los bocadillos y los pijamas a rayas. Azules. Una noche se acerca al cubo de basura y ve un brick de leche vacío, observa que esta doblado, pero de forma distinta a como él suele hacerlo. Son las 22.34 horas. Definitivamente hay alguien más en la casa, alguien se ha colado y ha doblado el brick antes de tirarlo a la basura. Julian tiene hambre, abre la nevera y descubre que esta está vacía. Solía rebosar de sueños y fantasías que le alimentaban... pero ahora solo queda realidad, dura e impasible realidad. Infalible. Su semblante actual es esquelético, nada habitual, anti ecléctico. No alimenta su cuerpo ni su alma desde... Julián ignora al espejo, lo convida a ración doble de olvido cada noche. Ni siquiera recuerda quién es Ramón... o Julián, o comoquiera que se llamase aquel individuo que cohabitó una vez conNINGUNA importancia posee ya. Otra vez rugidos en su estómago, otra vez poemas para cenar. Un gato amarillo sobre el sofá. Julián se va a dormir sin meditar. Alors on danse.



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